Vamos a explicar el proceso de intervención con familias, que se lleva a cabo en un caso con un niño de edad 10 años y 10 meses con problemas de disfemia.
En la primera fase, que se refiere a establecer la relación entre el Logopeda y la familia, vimos que el logopeda se interesó por las vivencias pasadas del niño para así establecer las pautas a seguir y saber el historial clínico para guiarse a la hora de diseñar una metodología que después se llevó a cabo.
Para mejorar la lectura se contó con la ayuda de la familia, que es un pilar muy importante para que el niño se sienta motivado y apoyado en el ámbito familiar.
Además para continuar la terapia en casa, se le ofreció a los padres y al hermano una serie de pautas para que participaran y le facilitaran la tarea al niño; dichas pautas las tuvieron que llevar a cabo a través de todas las rutinas diarias. Una buena relación familia-logopeda es importante. Este caso sería un claro ejemplo, ya que con ayuda en el ámbito escolar y familiar, el niño fundamentalmente consiguió mejorar su problema.
En la segunda fase del proceso, que es la búsqueda de soluciones, se observó, que entre las posibles soluciones que se planteaban se destacaba principalmente favorecer la interacción del niño en general. En particular, estimularle a que fijara metas concretas que deseara alcanzar en su comunicación, animándole para que participara en casa de forma regular los ejercicios que le marcó el logopeda, y para la consecución de éstas metas se llevó a cabo un entrenamiento de relajación, para así ayudarle a controlar su tensión.
Respecto a la tercera fase, que explica la enseñanza de recursos para la comunicación, podemos decir que los especialistas, en este caso el logopeda, si que trató de implantar algunas estrategias para que el niño corrigiera su problema.
Alguna de estas pautas que el logopeda recomendaba, era la utilización de un habla más lenta para evitar los bloqueos. Para conseguir ese habla enlentecida, el logopeda le dio unas pautas de relajación.
Para que estos esfuerzos se afianzaran, el logopeda, creyó necesario aplicar un refuerzo y valoración positiva.
Por último, en la cuarta fase, el seguimiento, se llevaron a cabo una serie de consultas durante unos doce meses de tratamiento, éstos fueron diarios durante todo el curso. A partir de los doce meses de tratamiento en los que se consiguió hablar sin bloqueos en todas las situaciones, se distanciaron las sesiones de forma semanal, donde se le advirtió a la familia seguir con actividades en casa.
Finalmente a los tres meses surgieron de nuevo problemas. La familia cerró el tratamiento y el logopeda recordó que era necesario seguir las pautas dadas anteriormente.
Este texto está redactado para una audiencia de alumnos de bachillerato.
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